Cuando fui a El Salvador no tenía donde lavar mi ropa, no vi lavaderos de ropa cerca, pero una familia generosa se ofreció a lavarme la ropa gratis.

En el momento que recibí mi ropa limpia noté dos cosas, primero: que tenía buen olor, y segundo: que estaba suave. Entonces se me ocurrió preguntar, cómo se hace para que la ropa quede así, la señora de la familia me dijo que usaban Suavitel, producto que yo no conocía.

Antes de irme de El Salvador compré uno para llevármelo a casa, no era caro, me costó $3 dólares.